martes, 22 de abril de 2014

UNIDAD 3: AUTOEVALUACIÓN DE LA PRÁCTICA COOPERATIVA



¿Qué factores potencian el AC?

En los últimos dos años mi centro está introduciendo el AC de forma paulatina. Se va notando que la Cultura del centro va cambiando. Si los alumnos han tenido experiencia positiva del AC resulta fácil esta forma de trabajar.

La motivación del profesor y su implicación en el grupo. Es importante el ambiente que genere en la clase para que los alumnos trabajen de esta forma. A veces asusta el “caos” que se genera, pero normalmente suele redundar en un trabajo creativo y efectivo.

La disposición de la clase. Si el alumnado en todas las asignaturas trabaja el AC y están ya colocados de 3 en 3 es más fácil motivarlos. Externamente el mensaje que reciben es otro… “ya no trabajo yo solo” y tienen una predisposición diferente. Si por el contrario, deben moverse cada vez que vamos a trabajar en AC la disposición cambia… no está interiorizado este aprendizaje de forma connatural. Se vive como algo “extra”. El movimiento ya supone un esfuerzo más y en el caso de los adolescentes no es un elemento motivador.

La buena planificación de la clase: organizar grupos heterogéneos que potencien a todos los alumnos.

El resultado del trabajo en AC. El alumnado valora esta forma de trabajar, aunque al principio suele ser reacio a ella, especialmente los alumnos que sacan buenas notas, aunque no todos.

La evaluación del proceso del AC. Durante tiempo algunos alumnos han identificado que el trabajo en grupo era sinónimo de no hacer nada, otros haría el trabajo por él o ella. Al verse y sentirse evaluados en todos los momentos la actitud cambia.


¿Qué factores dificultan el AC?

El espacio físico en las clases que no son muy grandes y la ratio se cumple al máximo (28-30 alumnos). Con los alumnos de 4º de ESO la sensación de agobio es grande. Cuando estamos en un espacio mayor se nota e influye positivamente.

La falta de motivación de algunos alumnos que se refugian en el “yo no sé hacer” “yo no puedo aportar nada” para no implicarse en el AC. Es más cómodo el no implicarse. Suele coincidir con alumnos que tienen asignaturas pendientes de otros cursos y tienen claro que no quieren estudiar y no están dispuestos a hacer nada o casi nada porque su situación cambie.

La falta de costumbre en esta forma de trabajar. Si no forma parte de la cultura del centro los alumnos no tienen interiorizada la forma de trabajo del AC y les cuesta entrar en la dinámica. Especialmente porque hay alumnos que la responsabilidad personal no la asumen.

El exceso respeto de los miembros del equipo que trabaja en AC. No tienen la suficiente libertad como para exigirse unos a otros. Esto depende de los miembros que forman el grupo, pero a veces hay problemas cuando cada uno no asume su rol.

El que algunos alumnos asuman que el AC no significa que otros van a trabajar por él, sino que la responsabilidad personal es fundamental en el éxito del AC.

El cambio de rol en la figura del profesor. Esta forma de trabajo exige un gran cambio personal. Es más cómo el papel de transmisor de conocimiento y, a veces, recordamos cómo era antes nuestro papel, más fácil y cómodo. Es una tentación que a veces me viene cuando me cuesta impulsar el AC en alguna clase o en algún grupo concreto.

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